Cuentan la verdad sobre los brígidos fantasmas del Metro

Incluso un funcionario publicó libro con sabrosas y terroríficas historias del tren subterráneo.


Hace algunos años, valientes hombres eran los encargados de vigilar durante las noches las estaciones del tren subterráneo. Con el tiempo su labor fue reemplazada por cámaras de seguridad, no obstante quedaron un montón de historias pa’ dejar tiritón a cualquiera.
David Toledo Jara (60), hace treinta años que trabaja en Metro. Hoy lo hace como Supervisor de Servicio de estaciones de la Línea 4, pero hace 20 primaveras era un vigilante más.
Durante cuatro años escribió en un borrador sobre su pega, personajes raros, suicidios y... ¡fantasmas! Como los que leyeron esas páginas quedaron tan enganchados, le propusieron publicar un libro. Fue así como en 2009 vio la luz Ferrocarril Metropolitano: Bitácora de un Funcionario 1978-2007, mil ejemplares que se vendieron en su mayoría dentro de la empresa.
“Una historia ocurrió en en Los Héroes (L2). Era de noche y habían dos aseadoras limpiando en un andén. De pronto miran en dirección a Toesca y ven a una niña en las vías, por lo que llamaron al guardia para que la sacara. Él baja, se acerca y le pide que salga. En eso la niña se desliza hacia atrás y aparece junto a ella un hombre y una mujer. El guardia y las mujeres salieron arrancando a buscar a sus jefes. Finalmente ellas renunciaron y él pidió cambio de estación”, relata Toledo.
“Otro caso ocurrió en Franklin. Un vigilante estaba en la boletería cuando escuchó que se abría una reja y que sacaban los candados. En eso ve a alguien que baja la escalera y piensa que era un trabajador. Lo queda mirando pensando que iba a presentarse, pero el hombre pasa de largo. Seguramente pensó Qué se habrá creído este patudo, y lo siguió hacia los andenes. Cuando llegó, había desaparecido. Recorrió toda la estación, pero el hombre no estaba”, dice.
Pese a que no cree mucho en fantasmas David también vivió algo que lo dejó plop. “Una vez estaba en el taller Neptuno haciendo guardia. Sentí pasos y pensé que era Don Lucho, una persona que hacía ronda, por eso alumbré hacia donde pensé que venía, pero cuando miré no había nadie”, remacha.
Un funcionario que sigue trabajando en otra área de la empresa, pero que antes laburó 14 años como vigilante en estaciones de las líneas 1, 2 y 5, también conoce un montón de historias.“Hace muchos años, en Irarrávazal, murieron tres trabajadores de una empresa constructora que hacían labores en los túneles. Varios compañeros me contaban que luego de eso los hombres se aparecián con sus cascos. Subían a los andenes y desaparecían. Varias personas los vieron y hasta les daba miedo ir a trabajar”, sapea el hombrón que prefiere no dar su nombre.
Por el 98’, en Manuel Montt, un colega estaba en la oficina del jefe de estación y sintió que le tiraban los pies. Miró al lado y vio una pequeña luz blanca que luego desapareció. Nadie le creyó, pero un día me tocó trabajar allí y sentí y vi lo mismo. Puede que haya sido el fantasma de un niño, o quizás me sugestioné”, relata.
Hoy, ya no hay vigilantes nocturnos y sólo las cámaras son testigo de lo que realmente pasa cada noche en las estaciones.
Vía: La Cuarta.cl (junio 2013)
Por: María Cecilia Paiva Valenzuela
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