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| Cementerio Municipal de Salamanca |
La gran mayoría de los poblados que en Chile reciben la denominación de “Tierra de brujos”, cuentan con leyendas que se comenzaron a forjar desde la época de la Colonia. Hoy queremos contarte de 3 localidades que históricamente han sido apuntadas como zona de brujos y que, en la actualidad, siguen sorprendiendo a lugareños y turistas con las mágicas historias que se tejen en torno a ellas.
Salamanca
En la comuna de Salamanca, localizada en el Valle del Choapa, IV Región, se ubica la tradicional “cueva de los brujos” que se emplaza entre los cerros del lugar y que, según se dice, ha sido utilizada para realizar diversos rituales mágicos.
Existen varias leyendas, y una de las más frecuentes es que en esta cueva “está el alma de los brujos fallecidos; se rinde homenaje a Satanás; se efectúan las misas negras; se realizan las confesiones de brujos y brujas (…) Una palabra devota o la señal de la cruz bastaría para disolver en monstruosa confusión la asamblea. Al canto del gallo vuélvense los brujos a sus casas en las que penetran escurriéndose por la chimenea, por el ojo de la cerradura o por alguna rendija”.
Hay un lugar que es denominado por todos como una cueva de brujos: La raja de Manquehua. En dicho lugar, distante a unos 35 kilómetros, cuenta la leyenda que a la llegada de los españoles una parte de los picunches huyó hacia el interior y que desde 1915 se vieron procesiones y antorchas encendidas en su interior, provocando el temor de los pobladores.
Supuestamente la raja es una hendidura subterránea que recorre todo el país y en su interior los brujos hacían sus encuentros o “aquelarres” y aunque nada se puede comprobar la historia se convirtió en leyenda. (Fuente: Diario el Día).
Talagante
Las brujas de Talagante: Su nombre que en lengua quechua proviene de la palabra “Talacanta”, significa “lazo de hechicero”.
La tradición nacional y la oralidad campesina aseguran que en los cerros cercanos a este pueblo, ubicado a pocos kilómetros de la capital, todavía se reúnen brujos y brujas para causar el mal y la perdición de los lugareños.
Por ello no extraña que las leyendas sobrenaturales en Talagante estén a la orden del día. Partiendo por una supuesta historia verídica que todavía repiten los habitantes más ancianos del pueblo y que habría ocurrido en tiempos de la Colonia: una atractiva joven, hija del mayor hacendado de Talagante, se enamoró perdidamente de un misterioso huaso de lujosa estampa que la venía a ver todas las noches desde Peñaflor, y el cual resultó ser el mismísimo demonio.
“En la comuna de Talagante existe el llamado cerro de los brujos, ubicado en medio del río Maipo, a medio camino entre Lonquén y el pueblo de Isla de Maipo. Allí hay unas cuevas donde todavía no se atreve a entrar nadie y donde las brujas hacían sus aquelarres. Solían juntarse algunos días concretos de la semana, como los martes y los viernes”.
Chiloé
Los brujos de la cueva de Quicaví: en esta zona del sur de Chile, persisten las historias de hechizos y de reuniones nocturnas de brujos, también llamados “aquelarres”.
Cuentan que en las noches, los brujos vuelan en Chiloé vestidos con un chaleco elaborado de piel de difunto. También afirman que esta vestimenta se utiliza a manera de farol para surcar por los aires e ir a sus aquelarres, donde invocan al demonio.
En Chiloé las historias de brujerías se centran en la cueva de Quicaví. A ese lugar de la comuna de Quemchi, se accede por una pequeña senda rodeada de matorrales y árboles que disimulan su entrada rodeada de musgos. Quicaví es tranquilo, caracterizado por sus casas de madera y techos de tejuela de alerce.
Los viajeros pueden visitar localidades tan maravillosas como Quemchi, Aucar (donde está la isla de las almas), y Colo. Algunos lugareños afirman que en este último sitio está el verdadero lugar de encuentro de los brujos.
(Fuente: Guioteca).
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